Escriba lo que desea buscar en este blog

miércoles, 17 de abril de 2013

Ronald Coase fundador del Análisis Económico del Derecho y de la “Nueva Economía Institucional”

Ronald Coase es considerado el fundador del Análisis Económico del Derecho y de la “Nueva Economía Institucional”, habiendo recibido el premio Nobel de Economía en 1991. Algunas personas les sonará familiar este nombre por diversos motivos, uno de los cuales es el reconocimiento explícito que suele hacer Hernando de Soto a su influencia e incluso el comentario que hizo Coase del libro de De Soto “El Misterio del Capital”. Sin embargo, los aportes de Coase a la teoría económica y, más en general al análisis de las instituciones y organizaciones, es múltiple y va más allá de algunas ideas divulgadas hasta el cansancio por algunos de sus discípulos.

Ronald Harry Coase nació en Willensden Reino Unido. Es hijo de dos empleados de correos. Estudió en la London School of Economics donde se graduó en 1932 y empezó a trabajar como profesor en la Dundee School of Economics and Commerce (1932-1934), en la Universidad de Liverpool (1934 -1935) y en la London School of Economics (1935-1939 y 1946-1951). Emigró a Estados Unidos, trabajando en la Universidad de Buffalo (en el Center for Advanced Studies in the Behavioral Sciences), en la Universidad de Virginia y a partir de 1964 en la Universidad de Chicago en la escuela de leyes. Fue editor de la revista “Law and Economics” de 1964 a 1982.

El primer artículo famoso de Coase fue el denominado “The Nature of the Firm” (“La Naturaleza de la Empresa”), escrito en 1937 para la revista Economica. En este examina de una forma documentada y original las diferentes teorías que pretendían explicar el origen de la empresa, demostrando que todas fallaban en ese propósito puesto que les faltaba considerar las formas alternativas en las cuales se podían organizar las actividades económicas. Así, las explicaciones de la generación de economías de escala, de ganancias por la especialización (propuesta por Adam Smith y desarrollada por Maurice Dobb), la del manejo de riesgos de Frank Knight y otras eran insuficientes para explicar de forma lógica porqué surgían las empresas, cómo se explicaban sus límites (porqué no hay una sola gran empresa) y que sucede en su interior. Lo que les faltaba a estas teorías era considerar que existen costos de organizar de forma interna las actividades pero que también existen costos de usar el mercado, a lo que denominó “costos de transacción”. Estos costos incluyen desde el tiempo necesario para identificar el producto que se va a comprar, incluyendo la calidad, hasta el costo de hacer respetar los contratos y protegerse del oportunismo. Este costo se incrementa cuanto más específicas son las transacciones..

Entre los discípulos de Coase destacan Oliver E. Williamson, premio nobel de economía en el año 2009, quien ha desarrollado el cuerpo teórico de la teoría de los costos de transacción y ha mostrado su poder de análisis desde temas de organización industrial hasta el funcionamiento del mercado laboral, tal como lo muestra su espléndido libro “Las Instituciones Económicas del Capitalismo” de 1985. Sin embargo, algunas explicaciones dadas por Williamson a casos emblemáticos como la fusión entre General Motors y la empresa que le proveía carrocerías (Fisher Body) han sido bastantes diferentes y ha dado origen a uno de los últimos artículos académicos escritos por Coase en el año 2000 ( “The Acquisition of Fisher Body” by General Motors, publicado en el Journal of Law and Economics) donde argumenta que la fusión más que a problemas de oportunismo de los hermanos Fisher se debió a problemas de coordinación intrínsecos a estas transacciones.

Estas ideas y otras fueron desarrolladas con mayor detalle en su artículo de 1960 en el Journal of Law and Economics llamado “El Problema del Costo Social” (The Problem of Social Cost), considerado el artículo más citado en la literatura económica donde argumenta que cualquier sistema de asignación de precios tiene un costo y que es posible hacer un análisis económico de las reglas, las formas de organización y los métodos de pago.

El aporte más conocido de Coase, y más bien puntual dentro de su teoría, es el famoso “Teorema de Coase”, llamado así por su amigo George Stigler de la Universidad de Chicago. Este “teorema”(nunca fue formulado de forma analítica), se inserta dentro de la discusión de un fenómeno denominado en economía como “externalidades”, las cuales consisten en efectos de las actividades económicas no considerados en el sistema de precios sobre otros agentes, siendo el caso típico es de la contaminación ambiental. Una primera propuesta a estos problemas fue dada por el profesor Pigou quien proponía justificar la intervención del Estado mediante la imposición a quien contamina. Coase critica este argumento por varias razones. La primera es que la recaudación del impuesto difícilmente va a ir a los perjudicados. Segundo, si se ponen impuestos con este motivo también tendrían que establecerse subvenciones Tercero, es necesario identificar bien la magnitud del impuesto porque con un impuesto sobre una externalidad negativa ésta disminuirá. Pero no siempre es deseable eliminar toda la externalidad, porque es posible que lo que se gane con ello sea menos de lo que se pierde con la eliminación de la actividad productora de externalidades. Ante ello plantea una situación hipotética de dos agentes, (A y B), donde A causa una externalidad al agente B y es responsabilizado por estos daños (porque así lo establecen los tribunales). A puede compensar a B de tal manera que lo que pierda B por seguir llevándose a cabo la actividad (ya sea de producción o de consumo) generadora de la externalidad (o debido a los gastos por protegerse de la misma), sean menores que lo que gana como consecuencia de la compensación o indemnización por parte de A; mientras que el pago que realiza A deberá ser inferior a la pérdida que podría tener si tuviera que cesar su actividad o trasladarse a otro lugar para efectuarla. Es decir, en ausencia de costos de transacción y con derechos de propiedad bien definidos (más debía decirse como indican algunos “derechos de apropiación”) es posible que por medio de la negociación los agentes lleguen a una solución de la externalidad que reduzca el costo social y revele mejor sus preferencias. Esta “solución” dio origen a una serie de críticas y análisis, incluyendo las realizadas por Samuelson, las cuales sería largo discutir en este breve artículo.

Coase siempre estuvo interesado también en los servicios públicos, quizá por el trabajo de sus padres, habiendo realizado artículos sobre fijación de precios en el caso de correos, los faros y las emisoras públicas de radio, siendo destacada su crítica a la fijación de precios basada en los costos marginales para los servicios públicos. Como se recordará en los años treinta surgieron una serie de discusiones sobre cómo fijar precios a los servicios públicos donde había importantes economías de escala y ámbito y operadores que tenían características de monopolio natural (es decir donde era eficiente que exista un solo operador).

En su artículo “The Marginal Cost Controversy” de 1946, publicado en la revista Economica, argumenta que cobrar sólo el costo marginal (que la teoría estándar indica como la primera opción para maximizar el bienestar), haría necesario que los costos no cubiertos por el monopolista (se sabe que en estos casos el costo medio es mayor que el marginal), tendrían que ser cubiertos con ingresos de impuestos u otra fuente de financiamiento lo cual tiene un costo de oportunidad de uso de los fondos públicos. Ello podría hacer que se terminen financiando proyectos que no son rentables socialmente debido a que no se cobra en el sistema de precios todos los costos del proyecto. Ante ello planteó un esquema de tarifas en dos partes, cobrar el costo marginal por el consumo de cada unidad y cobrar un cargo fijo que se destine a financiar los costos fijos no cubiertos. Como se demostró posteriormente este sistema era óptimo y aseguraba la rentabilidad social de los proyectos siempre que los consumidores fueran homógeneos. En este caso, la mejor forma de asegurarse si valía la pena o no realizar la obra era ver si los consumidores estaban dispuestos a pagar el cargo fijo, es decir que el bienestar generado sea mayor que el costo no cubierto cobrando el costo marginal.

Ronald Coase también tuvo gran influencia en la reforma del sistema de reparto de licencias del espectro electromagnético para la radio, gracias a su artículo The Federal Communications Commission (1959) donde criticaba el mecanismo de concesión de licencias, proponiendo que los derechos de propiedad eran un método de asignar el espectro a los usuarios.

Otra de sus contribuciones importante es la “Conjetura de Coase”, plasmado en su artículo Durability and Monopoly” publicado en 1972 en el Journal of Law and Economics, donde argumenta de manera más bien informal sobre los monopolistas de productos perecederos. Indica que estos no tienen mayor poder de mercado porque son incapaces hacer creíbles sus compromisos de no bajar los precios en periodos futuros.

Revisando los artículos de Coase uno puede notar que no usa ecuaciones en sus argumentos (pero sí algunos gráficos muy novedosos para su época como los de su artículo “Monopoly Pricing with Interrelated Costs and Demands” en la revista Economica de 1946), lo cual ya no es usual en economía en la actualidad, y que nos hace recordar que lo más importante después de todo son las ideas claras y bien argumentadas, así como la profundidad de la visión de cada tema.

Un link al Ronald Coase Institute

La lectura de Coase cuando le dieron el Premio Nobel en 1991

Fuente

Dos vertientes: el análisis microeconómico y el derecho. Ronald Coase, a cuarenta años de un artículo por Alberto José Figueras

Coase fue posiblemente el primero en avanzar, con apenas 27 años de edad, en la dilucidación sobre las causas que dan lugar a la presencia de empresas (una «visible mano» ordenadora) en un entorno en que opera la «mano invisible» del mercado. La empresa emerge en su análisis, como organización jerárquica cuando los costos de transacción entre partes contratantes son elevados. Se adentraba, así tempranamente, en el estudio de los costos de transacción y los efectos de los derechos de propiedad.

Coase aproximaba de tal modo, dos vertientes: el análisis microeconómico y el derecho. 

Ahora bien, en la realidad social se pueden distinguir mercados explícitos y mercados implícitos.
 Los primeros resultan ser aquéllos en los cuales se negocian la mayoría de los bienes y servicios que podemos imaginar.
Los mercados implícitos, por su parte, incluyen las actividades que padecen “ausencia de mercado» (el delito, por ejemplo).
Desde ya que la historia del pensamiento económico está colmada de elaboraciones sobre los mercados explícitos, manifiestos; sin embargo, el análisis económico también se ha aplicado desde los primeros tiempos de la etapa científica a revelar la operatoria de las actividades con “ausencia de mercado”.
Baste mencionar la idea utilitarista de Bentham, aplicada a la comprensión del crimen, o la señera obra de Cesare Beccaria, «De los delitos y las penas», que abriera las puertas al derecho penal moderno al trabajar la relación entre incentivos (o castigos) y el comportamiento de los criminales(1 ).
Aquellas obras fueron los primeros vínculos del análisis económico moderno con el derecho.

1 Un interesante antecedente, por lo vernáculo y centenario, lo constituye la obra del Padre Pedro de Oñate(1567-1646), autor de “De Contractibus”(Roma, 1646), escrita posiblemente en nuestra Córdoba, donde residiera como Superior Provincial de la Orden Jesuita. Interesante, dijimos, si bien no era un análisis económico del derecho, sino más bien algunos apuntes económicos desde el derecho.
.................................................

A diferencia de lo habitual en nuestro tiempo, Ronald Coase no se distinguió por presentaciones sofisticadas sino por la hoy poco común inclinación por afinar ideas en un análisis “exclusivamente” conceptual.
Por lo general, en el lenguaje corriente se utilizan vocablos con acepciones distantes de las que poseen en la jerga de una especialidad. Tal es el caso de las palabras fuerza, energía y potencia, que en la física designan conceptos totalmente diferentes. No obstante, la falta de comprensión del tema hace que en el hablar coloquial sea muy común utilizar estas palabras como si fueran estrictos sinónimos, alejándose así de las precisiones técnicas.
Algo similar acontece con el concepto de costo. A menudo la gente no consigue aprehender la idea del costo económico como “alternativo” o “de oportunidad”. Ni qué hablar de afinar la puntería y precisar la existencia de costos de transacción. Precisamente Coase se ocupó de ello en el artículo que hoy recordamos (que viera la luz en 1961, pero con pie de imprenta de 1960)



TEORIA DE LA AGENCIA O DE LA FIRMA



Partes: 123
    1. Marco Teórico
    2. Ley de Gresham e Información Asimétrica
    3. Costos de Agencia
    4. Acuerdos Contractuales
    5. Rasgos Distintivos del Empleado y el Directivo
    6. Problemas de Agencia
    7. Mecanismos de Solución de los Problemas de Agencia
    8. Algunas investigaciones sobre la Teoría de la Firma y sus resultados
    9. Conclusiones y Resumen
    10. Bibliografía
    Una revisión y ampliación del contenido del texto del Dr. José Pérez Montenegro
    TEORIA DE LA AGENCIA O DE LA FIRMA
    La necesidad de entender el ¿porqué existen las firmas o agencias?, ¿qué determina su ámbito de acción?, y ¿cuáles son los procesos para la toma de decisiones por parte de los administradores de las empresas?, ha sido la base para el desarrollo de la Teoría de la Agencia como una de las Teoríasfundamentales de las Finanzas. En 1936, Ronald Coase trataba de responder ¿Por qué existen las firmas? De acuerdo a Coase, la firma existe por su habilidad para economizar en ciertos costos del uso del mercado y, por lo tanto, la organización de determinada actividad económica se realizará dentro de una firma, si los costos de coordinar la producción dentro de ella son menores que los costos en que se tendría que incurrir si se compra el insumo a través del mercado[1]Así, cuando un empresario decide establecer una firma lo hace porque estima que la producción interna de un bien oservicio puede ser más eficiente que la obtención de éstos a través del mercado. Un razonamiento similar surge cuando un empresario decide expandir o aminorar la integración vertical de su empresa, o entrar en una nueva línea de negocio[2]
    Varias teorías de la firma, han surgido a partir del trabajo de Coase. El trabajo de Tarzijan[3](2003) revisa la mayoría de estas teorías, muchas de las que corresponden a líneas de pensamiento, generalmente complementarias, que se van integrando unas con otras, dándole forma y contexto a este fenómeno tan complejo y cambiante, como es la Firma o Agencia, cuyos pilares fundamentales de acuerdo a la Teoría de Coase son: los costos decoordinación de organizar las actividades dentro de la firma y los costos de transacción de pasar por el mercado. El significativo aporte de Coase consiste en su proposición básica acerca de la importancia de los costos de coordinación y transacción y esto, más de 60 años después de su contribución original, se mantiene plenamente vigente. Desde esta perspectiva, no habría teorías diversas, sino más bien una teoría para un fenómeno complejo.
    De acuerdo con la economía neoclásica tradicional, los agentes interactúan entre sí a través de los mercados. Este enfoque recurre a algunaspresunciones básicas, tales como las de la posibilidad de una previsión y de un conocimiento perfecto. Durante los años sesenta hizo su aparición una rama de la microeconomía, la Teoría de la Firma, bajo el liderazgo de Bearle, Means (1970), basada en la teoría de Ronald Coase de 1936. El tema central de esta nueva teoría fue el estudio de las razones que explican la existencia de firmas con personal y autoridades propias. Con la Teoría de la Firma se desarrolló un nuevo cuerpo de conocimientos, que fue denominado Nueva Economía Institucional (New Institutional Economics –NIE- ), cuya característica central que la distingue de la economía neoclásica es la que se refiere a la incertidumbre económica, que se opone a las presunciones de previsión y de conocimientos perfectos.
    Sin embargo, la NIE, presenta tres enfoques que compiten entre sí:
    En este aporte se revisa la Teoría de la Firma desde la perspectiva de la Academia, a manera de introducir actualizaciones al trabajo realizado por el Doctor José Pérez Montenegro, sobre este importante tema. Está dedicado a profesionales y estudiantes de la especialidad en Finanzas Corporativas, ya que la Teoría de la Firma conforma una parte estructural de Teoría de las Finanzas, que tuvo su origen en 1936 con el trabajo de Ronald Coase. Elanálisis de este tema a través de investigaciones posteriores, de las cuales han hecho merito las de James Alexander Mirrlees, lo que le hizo acreedor al Premio Nobel de Economía en 1996, y las de George Akerlof, Michael Spence, y Joseph Stiglitz, para que también se hayan hecho acreedores al Premio Nobel de Economía en 2002, por su contribución para analizar las fallas del mercado, los mecanismos de precios en los mercados agrícolas, financieros y de trabajo, son muestra de la importancia y validez que ha tomado la Teoría de la Firma y dentro de ella la asimetría de la información en los mercados.


    Partes: 123

    Entradas del blog