POR SANDRA BELAUNDE
Ernesto Sábato, en El túnel, explicó que la frase "todo tiempo pasado fue mejor" no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa al olvido. Por la edición de aniversario de Perú Económico (PE), regresamos a sus inicios y repasamos la historia económica, política y social en los términos en que fue descrita cuando fue actual. Cuando se trata de la economía peruana, definitivamente todo tiempo pasado no fue mejor, y recordarlo y entenderlo explica dónde estamos hoy y por qué.
PE nació en una época -como explica Felipe Ortiz de Zevallos- en que el país estaba al borde del abismo económico, y además no había libertad de prensa. Era la segunda etapa del gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas, liderada por el general Francisco Morales Bermúdez. En los años de dictadura, contando desde la primera etapa en la que Juan Velasco Alvarado fue presidente, hubo transformaciones determinantes para el país. Por un lado, la reforma agraria, manejada de manera ineficiente, redujo prácticamente a la mitad la producción agropecuaria per cápita. Por otro lado, en base a la expropiación de grandes empresas nacionales e internacionales, el Estado tuvo un crecimiento exponencial, acelerado e inorgánico. De 6 bancos y 12 empresas estatales en 1968, se llegó a 174 empresas en 1975.
Durante los últimos años del gobierno de Bermúdez, cuando la economía peruana estaba en una situación de insolvencia -se había incumplido el acuerdo con el FMI, la deuda externa privada, ya vencida, se acumulaba, y el BCR tuvo que vender parte de sus reservas de oro-, el presidente se dio cuenta de que necesitaba recurrir a un equipo civil para el manejo económico del Perú. Nombra a Javier Silva Ruete como ministro de Economía, a Manuel Moreyra como director del BCR y a Alonso Polar como gerente general del BCR. Con ellos empezó una tendencia favorable que duró menos de tres años.
Historia económica del Perú y Chile: 1968-2011
Con la nueva década, regresamos a un gobierno democrático, liderado por Fernando Belaunde Terry. Empieza el proceso de recuperación de la libertad de prensa y de privatización de empresas. Sin embargo, también empieza la época del terrorismo. En los ochenta aparecen primero Sendero Luminoso, que planteaba la lucha prolongada del campo a la ciudad, y segundo, el MRTA, que prefería la guerrilla urbana.
Durante el gobierno de Belaunde, se logra un nuevo acuerdo con el FMI, pero el déficit fiscal, la persistencia del gobierno inflacionario y el creciente proceso de dolarización continuaban siendo críticos para el país. Las razones para ello fueron una grave crisis internacional, la fragilidad institucional del país y que Acción Popular no tenía un programa económico claro. La deuda externa aumentó en casi US$4,000 millones y se dejó de servir los intereses.
Esta posta negativa la toma Alan García. Las cosas mejoraron un poco en el primer año, pero era sólo un breve respiro antes de la hiperinflación que tuvo el país en 1987. A pesar de que en un comienzo García inició un trato directo con cabezas de grupos empresariales nacionales ("los 12 apóstoles"), las relaciones entre el sector privado y público fueron debilitándose por razones como la creación de un monopolio virtual sobre las concesiones mineras para el Estado, la obligación de compra de empresas privadas de los bonos de inversión del Tesoro Público y, por supuesto, el intento de García de estatizar la banca.
En esos años, el terrorismo sólo se fortaleció. Fueron los años en que Víctor Polay junto con otros terroristas escaparon del penal Castro Castro y en que se eliminó al 80% de los presos en la matanza de El Frontón. Si uno ve el gráfico de las variaciones del PBI, puede notar que esos fueron los años en que Chile le sacó la ventaja que hasta hoy tiene frente al Perú. De hecho, resaltan similitudes entre el primer gobierno de García y el gobierno previo de Salvador Allende, años muy negativos para Chile.
Las encuestas indicaban que Mario Vargas Llosa iba a ser el próximo presidente responsable de sacarnos de la crisis y de la hiperinflación de cuatro dígitos; no obstante, fue Alberto Fujimori quien ganó las elecciones. Desde el primer año, el gobierno de Fujimori aplicó el shock económico que ya había anunciado Vargas Llosa en la campaña. En su mensaje a la nación, el primer ministro de ese entonces, Juan Carlos Hurtado Miller, dijo "que Dios nos ayude".
Cuando ya se había terminado la etapa de emergencia y turbulencia post-shock, hubo un notable avance para liberalizar la economía, entró en vigor la Constitución de 1993 y el Estado siguió reduciendo su tamaño. El gobierno de Alberto Fujimori marcó claramente una mejora en el PBI y en la inflación; sin embargo, dejó altos costos ocultos, propios de una dictadura, como el golpe del 5 de abril. Es decir, la quiebra del Estado de derecho. Ésta también es la época de una guerra civil que ganaron las Fuerzas Armadas contra el terrorismo, pero a un costo altísimo de 69,280 víctimas, muchas de ellas inocentes.
Para no repetir la historia, hay que aprenderla. Repasar la historia de la revista PE nos recuerda algunos de los errores que no debemos volver a cometer y que por momentos pareciera que nuestros dirigentes no quieren entender. Ojalá que los siguientes 35 años por lo menos nos traigan nuevos errores económicos y no los mismos de siempre.
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